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Yemen, la guerra del hambre

Por Julieth Pacheco

El mundo convulsiona por la pobreza, el hambre y las guerras que no distinguen edad, sexo ni nacionalidad. Las metas de los objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 se ven amenazados constantemente por dichos factores. Aunque el umbral del índice de pobreza es mayor que hace unos años, la estadística anual de dicho aspecto no ha logrado disminuir como se esperaba y ha generado preocupación en ONG’s, Organizaciones como la ONU y organismos Estatales.

Aunque hace algunos días se conmemoró el Día Mundial de la Alimentación (16 de octubre) y el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza (17 de octubre) ambos objetivos de desarrollo sostenible, el mundo sigue presenciando que millones de personas mueren de hambre. En países como Yemen, alrededor de 13 millones de habitantes corren el riesgo de morir por dicha causa en los próximos 3 meses, según datos de Human Right Watch. Es una situación catalogada como "la peor hambruna en cien años" por las Naciones Unidas.

La pobreza y el hambre son objetivos globales por los cuales los gobiernos se han comprometido a trabajar y cooperar en ciertas regiones sumidas en la crisis. Según información proporcionada por las Naciones Unidas, 783 millones de personas viven con menos del umbral de pobreza (1,90 dólares al día) cifra fijada por el Banco Mundial, quien cruza los datos brindados por las naciones sobre los ingresos de los ciudadanos y las estimaciones de la Paridad del Poder Adquisitivo, hechas por el Programa para la Comparación Internacional (ICP) por sus siglas en inglés. Los más altos índices de pobreza se encuentran en Asia Meridional y África subsahariana, esta última con cerca de un 42% de su población en condiciones extremas.

La pobreza es un tema que atraviesa varios aspectos de los Derechos Humanos y se expresa claramente en la mala calidad de vida de los ciudadanos, asociada a la malnutrición y en el acceso limitado a servicios básicos como la educación y la salud. Sin embargo, la pobreza también se refleja en escenarios ligados a los conflictos, como lo mencionó el Secretario General de la ONU Antonio Guterres en el Consejo de Seguridad “La explotación de recursos naturales, o la competencia por ellos, puede y lleva a conflictos violentos. Prevenirlos, gestionarlos y resolverlos es uno de los mayores y crecientes desafíos de nuestro tiempo"Según informa dicha organización, alrededor del 40% de los conflictos internos armados en las últimas décadas han estado vinculados a recursos naturales.

Los conflictos incrementan exponencialmente los índices de pobreza, la desigualdad, el hambre, las enfermedades y muchos factores más de una manera nunca imaginada.

Uno de los conflictos que más ha causado violaciones a los derechos humanos en las últimas décadas, con la participación de Estados, es aquel que citamos al inicio de este análisis. Yemen, un país bicontinental, situado en Oriente Próximo y en África se encuentra inmerso en un conflicto de gran


impacto local, regional e internacional con la intervención de Arabia Saudita y sus aliados de la región: además de Francia y El Reino Unido quienes según un artículo de la BBC habían “abastecido con armas e inteligencia a la coalición” encabezada por el Riad con el fin de debilitar el futuro político del movimiento popular Ansarolá y restaurar en el poder al expresidente fugitivo yemení, Abdu Rabu Mansur Hadi. Además de estos países se suma el apoyo logístico y de inteligencia de los Estado Unidos quienes también han realizado incursiones aéreas contra posiciones de al Qaeda y del autodenominado Estado Islámico en Yemen.


Además de los constantes enfrentamientos entre el ejército de la coalición encabezada por los saudíes contra las fuerzas hutíes de Yemen, el Riad ha impuesto bloqueos a los puertos marítimos, aéreos y terrestres por lo que es imposible el acceso de alimentos, medicinas, incluso de la ayuda humanitaria.

La tragedia en el país más pobre de su región no tiene precedentes y el coordinador humanitario de la ONU Stephen O´Brienen, afirmó en una sesión del consejo de seguridad en el año 2015, poco después del inicio de la oleada más fuerte del conflicto y luego de realizar una visita al territorio afectado, que deben aumentar los esfuerzos para encontrar una solución a través de la negociación “antes de que sea demasiado tarde. De otra forma, no habrá nada en pie por lo que luchar”.


Tres años han pasado desde la alerta de O´Brienen y los datos demuestran un país convulsionado y devastado por la violencia. Más de siete millones de yemeníes enfrentan una de las peores hambrunas de los últimos años, hambruna que puede afectar en unos meses a un total de trece millones de personas, más de dos millones de niños y niñas presentan desnutrición aguda, más de catorce millones de ciudadanos carecen de atención médica, la cifra de desplazados supera los tres millones, la mitad de ellos son niños. En cuanto a las cifras oficiales de los muertos la ONU no la ha actualizado hace ya dos años (diez mil muertos). Sin embargo, según un artículo publicado por The Washington Post en agosto, basado en estudios de The Armed Conflict Location & Event Data, un grupo que estudia los conflictos, se calcula que podrían ser cincuenta mil muertos en el período comprendido entre enero de 2016 y finales de julio de 2018.

Las condiciones de los menores son quizá las peores, sus cuerpos debido a la desnutrición, se ven gravemente afectados por diversas infecciones y enfermedades pues su sistema inmunológico se encuentra débil.

En dicho artículo aseguran que el año pasado, Save the Children estimó que 130 niños morían cada día a causa de "hambre y enfermedades extremas". En una entrevista concedida al equipo del reportaje Guerra civil de Yemen: niños al borde de la inanición de Unreported World, Abdulaziz, padre de Tan, un niño que se encontraba en el hospital por desnutrición afirmó que“él necesitaba ir a cuidados intensivos pero allí no había espacio, empeoró y ellos solo lo aceptaron cuando se enfermó más, él solo estuvo allí por un día y medio y después murió” Esta es la historia de cientos de padres y madres que a diario deben enterrar a sus hijos porque no consiguen comida.


Frente a estos hechos las voces desesperadas de altos funcionarios de las Naciones Unidas ante el consejo de seguridad no cesan “Ahora mismo existe un claro y presente peligro de una hambruna inminente en Yemen. Más grande que lo que cualquier trabajador humanitario se haya encontrado a lo largo de su vida profesional hasta ahora”, dijo hace una semana Mark Lowcock, Coordinador Humanitario de la ONU, a los quince miembros del Consejo de Seguridad, conformado entre ellos por cuatro de los países implicados en la debacle en Yemen (Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Kuwait) los tres primeros hacen parte del grupo de los cinco miembros permanentes. Lowcock y demás coordinadores humanitarios han pedido durante años a las partes implicadas en el conflicto apoyo en áreas como: acabar con la hostilidades contra las infraestructuras e instalaciones humanitarias; proteger el suministro de comida y productos básicos en todo el país, especialmente los puertos y rutas de transporte; proveer una mayor cantidad de divisas a través del Banco Central y demás temas que hacen parte del Derecho Internacional Humanitario al que varios Estados hacen caso omiso. Pues según hace referencia The Washington Post “Los ataques aéreos llevados a cabo el jueves por la coalición liderada por Arabia Saudita cerca del hospital principal de Hodeida mataron al menos a 28 personas, según funcionarios médicos yemeníes, informó la Associated Press.”



Mientras que estos casos de muertes por desnutrición suceden entre oriente próximo y África, en el resto del mundo se conocen datos tales como que cerca de 1300 millones de toneladas de comida producida para el consumo humano, o un tercio del total, termina en vertederos según el último informe de la ONU en el marco del día Mundial de la Alimentación. En el mismo, se afirma que una de cada nueve personas sufre de hambre.. “Por tercer año consecutivo, el hambre sigue aumentando en el mundo. Estamos volviendo a los niveles de hace una década (…) es hora de redoblar esfuerzos para lograr el objetivo global del Hambre Cero” afirmó Jose Graziano da Silva, Director General de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) por sus siglas en inglés, en un mensaje oficial para dicho día.

Los objetivos de Desarrollo Sostenible tienen como meta el año 2030 pero la situación actual en temas de Derechos Humanos en varios países de todos los continentes no refleja un futuro alentador. Los hechos que se presentan en la geopolítica cada día, demuestran una falta de compromiso por parte de los gobiernos más poderosos y más influyentes del mundo; quienes más que cooperar por el mantenimiento de una paz duradera pareciera que con sus injerencias en países como Yemen o Siria quisieran convertir estos ya débiles países en completos campos de exterminio para los civiles. Como afirma Kareem Fahim en su artículo para The Washington Post “No hay un final a la vista para la guerra viciosa en Yemen, para las batallas empapadas de sangre o los ataques aéreos descuidados u oleadas de hambre y enfermedades que acechan a los civiles, incluso si escapan de las balas y las bombas.”

#YemenNecesitaAyudaYa

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