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Foto del escritorJulio Rueda

El amor que me llevó a conocer las fiestas de Maní – Casanare

(Festival internacional de la Bandola Llanera)


He querido retomar mis recuerdos de cuando empecé a viajar por los llanos orientales.

Exactamente para mediados del año 2009 cuando yo tenía 14 años me fije en una joven mujer que era un año mayor que yo, pero mi objetivo era conquistarla y mostrarle todo lo que yo sentía por ella (un amor de niños).



Luego de un tiempo y a inicios del 2010 tomé el valor de pedirle que fuera mi novia y acepté un sí por respuesta, diría que este año fue algo único. Empezaba a sentir por primera vez que era estar enamorado y dar todo por una persona (amor de niños) vivimos muchas cosas juntos que siempre quedarán como un bonito recuerdo. Pero esta historia comienza a fines del 2010 cuando ella se graduó de bachiller y por cuestiones familiares tuvo que regresar a su tierra natal Maní – Casanare. Recuerdo que no había sentido algo tan fuerte y triste al separarme de una persona, alcanzamos a pasar 24 de diciembre juntos y a hablar de qué iba a pasar con nuestra relación, todo se dejó en manos del destino, pero como buen llanero me hice la promesa de ir a visitar las tierras de la persona que yo tanto quería.


Recuerdo que teniendo 14 años y para un 3 de enero del 2011 tomé un bus en la terminal de Villavicencio con parada en Aguazul – Casanare, en el recorrido pude divisar lo bello que es el llano, como sus sabanas son tierras de grandes historias y su naturaleza un reflejo mágico de creación.


Al llegar me recibió un gran amigo el cual me brindó hospedaje en su casa mientras yo me alistaba para ir a ver a la persona que tanto quería. Aproveché para ir a conocer Aguazul, un pueblo cálido donde sus habitantes son muy amables y su gastronomía sacia el gusto de un buen plato llanero.

Allá, mi amigo me ofreció de almuerzo carne a la llanera (carne de ternero de 1 año, se realiza unos cortes especiales a la carne y se ensartan en los palos los cuales van cruzados y en el medio va la candela)


De tomar me ofreció un buen guarapo de piña (corteza de piña con algo de pulpa en un envase de vidrio o barro, agua y se deja fermentar por 2 días o más a temperatura ambiente).

Después de tan exquisito almuerzo me llevo a dar una vuelta al pueblo, luego de eso ya era hora de ir al paradero a tomar un bus para ir a Maní el cual quedaba a 30 minutos de donde yo estaba. Le pedí a mi amigo que me acompañara ya que yo no conocía y quería llegar de sorpresa, así que al llegar al pueblo él me guió hasta la casa de la joven que me había conquistado hace unos meses. Cuando llegué a su casa, me sudaban las manos, mi corazón se puso a mil y al verla fue un sentimiento muy bonito, un sentimiento cómo se relata en las canciones llaneras. Ella me invitó a cenar, me presentó a su familia. Como ya era de noche y estaba cansado me acosté a dormir y tuve la fortuna a acostarme en un chinchorro (es un conjunto de cuerdas finas o a veces en cuero con tejidos tipo red y se utiliza para descansar).


Ya siendo 7 de enero de 2011 tuve la sorpresa de que el pueblo de Maní, Casanare se encontraba en el Festival de la Bandola, donde todo el pueblo salía a disfrutar de sus fiestas. Pero ¿cuál es la historia de esta hermosa tierra que me acogió? antes de seguir narrando los sucesos, quiero contarles sobre este pueblo. Era un pequeño caserío construido rústicamente con paredes de adobe y techos de palma, fundado por sacerdotes Jesuitas en 1685, ubicado a la orillas del río Cusiana, la mayoría de sus habitantes eran campesinos y foráneos del altiplano Cundiboyacense. Lastimosamente para el año 1950 la guerra bipartidista acabó con el pueblo de Maní, siendo quemado completamente, pero la fuerza llanera de sus habitantes logró reconstruirlo entre las cenizas, volviendo a tener sus grandes y productivos hatos agrícolas y ganaderos, inigualables recursos naturales para el turismo y sobre todo con numerosas familias de arraigadas costumbres, nobles y trabajadoras, que fundaron el asentamiento urbano con unos quince ranchos de palma y bahareque, lo que hoy se conoce como la carrera segunda según Mani travel.


El territorio de Maní se conoce por ser musical y esto es a causa de que sus campesinos después de hacer sus trabajos de llano, realizaban prácticas musicales con el tiple y el bandolón. También es un municipio que se conoce por ser rico en cultura, según Mani Travel Maní - Casanare tiene un hermoso malecón donde se puede admirar la bandola más grande del Mundo, el monumento al avión Silver Star T33 de la Fuerza Aérea Colombiana que data del año 1948. En la ribera del río se puede observar esculturas de especies en vía de extinción como son, el venado, el morrocoy, el chigüiro, la iguana, el mohán y atractivos naturales en el área rural.


Imagen Allegro Instrumentos musicales

Y como no hablar del gran instrumento insignia de Maní, la bandola. La cual arribó a estas tierras hacia el siglo XVI traída por los españoles quienes a su vez la habrían heredado de diversas familias de Laudes que los árabes llevaron a España durante varios siglos de dominación en la península Ibérica. Después de este gran paso por la historia de este municipio, retomo. El 7 de enero del 2011 en el cual disfruté del festival de la bandola, con juegos pirotécnicos en la playa, tarima con excelentes artistas, show de bandolas como nunca antes había visto; mejor dicho, una tierra donde la riqueza más grande es su cultura y sus habitantes.


Al escribir esta historia quise saber por qué se celebra este festival de la Bandola y encontré la respuesta. Pero antes de terminar la historia del por qué de esta celebración, cierro un capitulo en mi vida con un bonito recuerdo y una despedida dolorosa, pues aquella niña a la cual le brindé mi primer amor, tuve que dejarla en esta hermosa tierra llanera. Allí dejé que mis lágrimas cayeran, mientras veía un atardecer llanero y recordaba todo un año de experiencias de este joven amor.


Volviendo al por qué del Festival de la Bandola, según Mani Travel habla de Pedro Flórez QEPD Considerado el más grande bandolista colombiano, nacido en agosto de 1930 a orillas del río Charte, en Maní. En su honor, anualmente, desde 1983, se realiza el Festival Internacional Pedro Flórez de la Bandola Llanera, su obra en bandola: El Pollo, La Mula y La Guaripola. Su voz quedó registrada en los Cantos de Trabajo de Llano grabada con Alfonso Niño (Q.E.P.D.), Tirso Delgado y el Cholo Valderrama. Y es desde ese entonces que se viven estas grandes fiestas.


Bueno para no dejarlos con la intriga de qué pasé con ese gran amor, puedo decir que después de varios años creció una gran amistad entre esa mujer y yo, ella ahora es una excelente madre a la cual valoro y con quien siempre tendré la confianza de brindarle mi amistad.


Un pequeño capítulo en mi vida.



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