Un sábado después de llegar de mi trabajo me encuentro con un mensaje de WhatsApp de tres amigos Sofía, José María y Any los cuales me estaban invitando al famoso cañón del Güejar, un lugar que, debido a los beneficios del acuerdo de paz ahora se puede realizar ecoturismo.
Bueno, a lo último me decidí y compré el plan con una agencia llamada Camaxarte Tour Güejar. Ya eran las 7 pm cuando arrancamos en los carros por la famosa ruta del Embrujo Llanero, en el camino paramos en Acacías a comer una pizza y luego nos dirigimos al municipio de San Martín, donde nos hospedamos en la casa de Julián (el novio de Sofía). Normalmente de Villavicencio a San Martín se gasta uno en 1 hora y 40 min durante el recorrido. Allí Julián, nos brindó un tour por este municipio y por cuestiones del momento paramos a conocer una de las discotecas de este lugar, era un lugar de buen ambiente y muy económico, como siempre decimos con mis amigos “algo tranqui y a dormir porque mañana toca madrugar” y así fue.
Ya el domingo nos levantamos a las 5 am para bañarnos y dirigirnos a San Juan de Arama (30 min de San Martín a este lugar) uno de los municipios colombianos ubicado en el departamento del Meta, es uno de los más antiguos de este departamento. En este lugar se encuentra el famoso Indio Acostado, una zona montañosa que forma la figura de un indio acostado que puede ser contemplada desde la carretera del municipio. Según cuenta la historia, es él quien cuida y protege a los campesinos de los alrededores y es el dueño de la entrada del Parque Nacional Natural de la Macarena, en la punta norte. Allí fue donde surgió la curiosidad por esta historia, la cual muy gentilmente uno de los guías turísticos nos narró mientras nos dirigíamos hasta el punto de partida del Cañón del Güejar.
Según la narración del habitante de esta zona, Amalia era la amada de un cacique llamado Camaxagua, aquella amada murió en San Juan de Arama y aquel cacique penaba por su amor en estas tierras, así que del cielo bajó el gran dios Guayupe y entristecido de ver a su hijo sufriendo lo fulminó con un rayo y amorosamente lo recogió y lo acostó al lado de su amada india Amalia. A ambos los convirtió en rocas y por los siglos los dejo durmiendo. Cuenta también la historia que la tristeza del dios Guayupe hizo que derramara lágrimas en estas tierras y tiñó de iris el lecho de las aguas, adornando de corales un caño de ensueño llamado Cristales y es allí donde nace Caño Cristales una de las maravillas colombianas.
Luego de escuchar tan grandiosa historia, los guías de la empresa Camaxarte Tour Güejar nos brindaron una inducción sobre cómo hacer rafting.
Sobre las 9 am empezamos nuestra aventura en las aguas del Río Güejar, cada vez que nos íbamos incursionando en el cañón, más nos sorprendíamos de cómo la guerra nos había quitado tan grandiosos lugares. Quisiera expresarles lo que vi y sentí, pero mejor les muestro una pequeña parte del recorrido y los invito a vivir esta grandiosa aventura llanera.
En el recorrido hacíamos paradas, nos metíamos al río, hasta nos lanzábamos de rocas gigantes, no había parque de diversión que nos hiciera reflejar la misma emoción. Como a las 11 am nos detuvimos en un lugar llamado el Titanic a bañarnos y a comer el refrigerio, allí estuvimos un buen rato en silencio conectándonos con la naturaleza y su energía, una paz interior que muchas veces las grandes ciudades nos la arrebatan.
Continuamos con nuestro recorrido, aunque no solo era paz interior; también aprendimos a trabajar en equipo ya que si queríamos avanzar debíamos coordinar los seis remos, en el recorrido nos encontramos con los famosos rápidos, una sensación de susto y angustia pero que a la vez es satisfactoria al momento de pasar ese tramo.
Mientras los otros grupos tenían comandos como "avanzar", "todos a la derecha" o "alto", nuestros comandos eran algo más rústicos y cómicos como “reme bien", "no sea flojo", "apure que tengo hambre" o "chichonera”fue un recorrido donde las risas eran el motor de la balsa.
Ya siendo las 3:30 pm llegábamos al último tramo donde nos hacía falta pasar por el rápido de la muerte o bueno eso decía el guía; claro, cómo íbamos en nuestra "recocha" y no remamos bien nos dimos de frente con una roca grande donde nos encallamos y el agua empezó a entrar y a girar la balsa, ahí fue donde utilizamos el comando "chichonera" y todos terminamos "arrunchados" en una esquina del bote. Ahora si veía la cara de angustia de mis amigos y se había terminado la "recochita", el pobre guía estaba muy estresado con nosotros, menos mal por su experiencia supo sacarnos de ese rápido y terminamos nuestro recorrido sanos y salvos.
Lo bueno de todo este recorrido, de todo este esfuerzo y risas, fue la recompensa, un sancocho de gallina cocinado en leña y con un sabor de campo delicioso y claro, para tomar algo bien criollito, una buena preparada de panela y como somos colombianos, después de un buen almuerzo no puede faltar un tintico, para hacernos saber que en cada sorbo está el amor de nuestras raíces.
Culmino mi escrito diciéndoles que en cada rincón de nuestro llano guarda una gran historia y un gran paisaje, pero los invito a que nuestra generación siga conservando estas tradiciones y sigan construyendo historias como las que lesacabo de contar, donde al recordar podamos forjar una sonrisa en las demás personas.
Por: Julio Rueda un gran admirar de los llanos orientales y de nuestra tierra colombiana.
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